lunes, 12 de diciembre de 2011

ECONOMÍA Y FÚTBOL I

Las cifras marean. El último Real Madrid - Barça de liga fue el más seguido de la historiay consigue resaltar que el fútbol es uno de los sectores en los que España tiene más que decir. No voy a hablar de la situación económica de los clubes y de la LFP, eso lo dejamos para una entrada posterior, sino del binomio Fútbol - España y sobre como sacar el mejor partido a un prestigio (que lo hay) obtenido tanto en los terrenos de juego por la mejor generación de futbolistas de nuestra historia como en la gestión de imagen de algunos de los principales clubes y de la RFEF por todo el mundo.
La meta de todos, clubes, federación, futbolistas, aficionados y clase poítica es conseguir que el Mundial de Fútbol de 2022 se celebre en España. Para ello hay que hacer lo imposible. Es a nivel económico, institucional y de prestigio lo que necesita España. Tras Sudáfrica en 2010, Brasil en 2014 y ¿Qatar? en 2018, el Mundial regresará a Europa y España debe ser la única opción para albergarlo.
Olvidémonos de las Olimpiadas en Madrid. Supone mucha inversión para una ciudad que no es especialmente "olímpica", entendiendo como "olímpica" una ciudad en la que haya gran variedad prácticas deportivas, y que la  altísima inversión realizada en instalaciones, posteriormente se vaya a utilizar de manera adecuada.
El Mundial de Fútbol, sin embargo, no supondría invertir más que en promoción y gestión del propio campeonato, pues existen  y existirán instalaciones (estadios de fútbol y campos de entrenamiento) de la más alta calidad y en número suficiente, simplemente habría que alquilarlos a los propietarios. De capacidad hotelera en número y calidad no hace falta decir que somos un país puntero y en cuanto a infraestructuras, el AVE ya conecta gran número de ciudades españolas y la red completa debería estar finalizada de sobra para el año 2022. Por tanto, en el aspecto de logística también obtenemos una nota alta y podemos dedicar todos los esfuerzos de económicos y de gestión, como ya he dicho antes, a la organización propia del evento y el prestigio de la marca España.
A todo ello habría que sumar un golpe maestro, organizar también en las mismas fechas y con igual relevancia el Mundial de Fútbol Femenino. España se convertiría en el centro de atención, en lo futbolístico y más allá.
Buscando no tanto el beneficio económico como el prestigio y el reconocimiento internacional que el país tanto necesita.
 Es un básico en cualquier empresa el aprovechar las fortalezas y dedicarle empeño para alcanzar la excelencia.  Para un país también debería serlo.



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